He dicidido reanimar una historia que dejé escrita a medias el año pasado y así hago una entrada interesante para la tercera Eva.
El día sin máquinas parte 2.
...Dando vueltas por la vacía vivienda...
No podía comprobar la hora, no podía usar ningún artilugio electrónico que me hiciera parcialmente consciente del tiempo que llevaba en aquel lugar al que alguna vez llamé hogar, 150m cuadrados de vivienda que se hacían kilómetros, y luego metros y luego centímetros de tales rumbos erráticos que llevé a cabo, de manera periódicamente armoniosa por cada milímetro que puedo contar. La última vez que fui consciente del tiempo pudo haber sido hace 5min o hace 5 horas, el cielo es el único medio visual que tengo para ubicarme temporalmente y entretenerme, la comida se sintió mejor de lo que esperaba cuando, en el vacío ruido del exterior se oía el viento chocar contra el ladrillo, y muy al fondo y si afinaba muy bien los tímpano, podía escuchar el canto de los pájaros. Lo descubriría como una paz en guerra, guerra con mis sentimientos, sentimientos de soledad que cada vez que me percato del movimiento de una nube se hace más feroz y asolante.
Cuando no tienes máquinas que te acompañen ni "amigos" con los que encontrarte a través de ellas te das cuenta de lo insignificante que eres para el mundo, de lo cruel que es la vida natural y lo más importante, de que en realidad para el mundo no eres más que una señal que en código binario interactúa con el, el mundo digital, el único mundo que, lúgubremente, es el que importa en esta realidad actual.
No puedo más, quiero acabar este día, siento que ya no da más de si sino ocupar una y otra vez el mismo pensamiento en mi cabeza, escribir ayudó en un principio, ahora sólo lo fortalece y nutre. Después de todo, creo que es irónico pensar que el primer día sin máquinas que tuve el valor de inicial puede que sea el último que acabe. Si no hay más actualizaciones en estas notas sabremos la respuesta por sí sola.
El día sin máquinas parte 2.
...Dando vueltas por la vacía vivienda...
No podía comprobar la hora, no podía usar ningún artilugio electrónico que me hiciera parcialmente consciente del tiempo que llevaba en aquel lugar al que alguna vez llamé hogar, 150m cuadrados de vivienda que se hacían kilómetros, y luego metros y luego centímetros de tales rumbos erráticos que llevé a cabo, de manera periódicamente armoniosa por cada milímetro que puedo contar. La última vez que fui consciente del tiempo pudo haber sido hace 5min o hace 5 horas, el cielo es el único medio visual que tengo para ubicarme temporalmente y entretenerme, la comida se sintió mejor de lo que esperaba cuando, en el vacío ruido del exterior se oía el viento chocar contra el ladrillo, y muy al fondo y si afinaba muy bien los tímpano, podía escuchar el canto de los pájaros. Lo descubriría como una paz en guerra, guerra con mis sentimientos, sentimientos de soledad que cada vez que me percato del movimiento de una nube se hace más feroz y asolante.
Cuando no tienes máquinas que te acompañen ni "amigos" con los que encontrarte a través de ellas te das cuenta de lo insignificante que eres para el mundo, de lo cruel que es la vida natural y lo más importante, de que en realidad para el mundo no eres más que una señal que en código binario interactúa con el, el mundo digital, el único mundo que, lúgubremente, es el que importa en esta realidad actual.
No puedo más, quiero acabar este día, siento que ya no da más de si sino ocupar una y otra vez el mismo pensamiento en mi cabeza, escribir ayudó en un principio, ahora sólo lo fortalece y nutre. Después de todo, creo que es irónico pensar que el primer día sin máquinas que tuve el valor de inicial puede que sea el último que acabe. Si no hay más actualizaciones en estas notas sabremos la respuesta por sí sola.
Comments
Post a Comment